12 Mar Dolor crónico, ansiedad y depresión
El dolor crónico, a pesar de no ser una “enfermedad” por si mismo, es el gran mal de nuestra época.
Enfermedad intratable, incomprendida aún hoy en día, y sin origen claro, que acompaña a muchísimas enfermedades a modo de “daño colateral”.
Se relaciona con trastornos como la ansiedad y la depresión. Si hay dolor, entra ansiedad o depresión, o ambas, por la impotencia de no saber que hacer; y esto a su vez produce más dolor, creando un círculo vicioso.
El dolor crónico, la ansiedad y la depresión tienen una clara conexión en el cerebro.
El dolor crónico provoca una inflamación en el cerebro, alterando la actividad de otras regiones que regulan el estado del ánimo y la motivación.
Catherine Cahill, profesora de anestesiología y cuidados intensivos, junto a Christopher Evans, del Instituto de Investigación del Cerebro de la UCLA, estudiaron los cerebros de ratones, detectando cómo la inflamación cerebral derivada del dolor crónico provocaba el crecimiento acelerado y la activación de las células inmunes cerebrales, la microglia. Dichas células activan señalizaciones químicas a nivel neuronal, restringiendo la liberación de la dopamina (relacionada con el circuito de recompensa y placer del cerebro).