Hace trece años María Dolores no paraba. Como tantas otras mujeres no solo trabajaba en el negocio familiar sino que también se encargaba de la casa y de sus dos hijos. En palabras de María Dolores, en su familia estaban todos “tan sanos” que hasta cancelaron el seguro médico que habían tenido contratado hasta ese momento.
Fue entonces cuando la protagonista de este testimonio, con tan solo 42 años, empezó a padecer dolores al ir simplemente a coger un vaso. “Lo primero que hice fue acudir a un traumatólogo que me hizo radiografías y resonancias magnéticas, pero no me dijo nada de la fibromialgia. A día de hoy entiendo que ni él mismo debía estar muy informado sobre esta enfermedad” nos explica María Dolores, a la que el especialista recetó relajantes musculares.
Fue una época muy mala en la que la paciente nos cuenta que no podía ni agacharse a ponerse los calcetines. “Uno de los síntomas de la fibromialgia, aparte de la fatiga muscular, es el insomnio y claro, cuánto menos duermes, menos descansa tu musculatura, con lo cual es como un círculo vicioso en el que solo empeoras” afirma. “En esos días, era como un muerto viviente. Afortunadamente, una conocida me vio tan mala cara que me recomendó ir a Clinalgia aprovechando que acababan de abrir una clínica en Murcia” nos aclara.
“Cuando llegué a la clínica, yo me encontraba sumida en una depresión hasta el punto de que ni quería hablar. Era mi marido el que contestaba por mí al Doctor Hidalgo, que empezó a examinarme tocándome en los puntos de dolor” señala María Dolores. Cuando ella y su esposo preguntaron al médico por las causas, este señaló que, como en muchos otros casos, el estrés es una de las razones fundamentales. “Siempre me he echado muchas responsabilidades encima y el doctor Hidalgo me dijo que tenía que aprender a decir no” apunta esta mujer que aparte de empezar a tratarse con ozonoterapia empezó a acudir a terapia con una psicóloga de Clinalgia para trabajar este tema.
Desde que le descubrieron su enfermedad María Dolores se ha involucrado en asociaciones comoAFFIRMA (Asociación Murciana de Síndrome de Fatiga Crónica y Fibromialgia) y asiste siempre que puede a las conferencias de Javier Hidalgo. “Me encanta cómo explica todo, sabiendo que no todos somos médicos. Además es de una calidad humana increíble. Yo he llegado a llamarle con algún brote en festivo, estando él de vacaciones, y me atendía igual que siempre” asegura la paciente, que después nos sentencia: “Yo ya no era persona. Tenía unas ojeras, un dolor…hasta que el doctor Hidalgo me salvó la vida“.
Esta paciente ahora sigue yendo a mantenimiento y puede llevar una vida normal, teniendo cuidado con los esfuerzos fuera de lo normal. “Por supuesto, Javier es muy honesto conmigo y confío plenamente en él: ya solo me hago infiltraciones cuando es necesario” advierte María Dolores, que nos despide recordándonos que el 12 de mayo es el Día Mundial del Síndrome de Fatiga Crónica y Fibromialgia.