Inés tiene 38 años y padece el síndrome de Behçet, una enfermedad crónica degenerativa de causa desconocida entre cuyos síntomas se encuentra poliartritis reumatoide. Hace ya 8 años esta joven, actriz de profesión, empezó a tener grandes molestias en las extremidades. “Apenas tenía 30 años y empecé a no poder sostener ni una sartén vacía. Mis hijos pequeños no podían darme la mano porque no aguantaba el dolor” señala como algunas de las alarmas que le llevaron a preocuparse y buscar ayuda.
Inés visitó reumatólogos y especialistas de todo tipo que no podían terminar de diagnosticarle la enfermedad que padecía. “Se necesita evidencia de muchos síntomas para diagnosticarla” nos explica ella. Los médicos empezaron a tratarla con corticoides que no terminaban de permitirle llevar su día a día con normalidad. “No podía ser yo. Una vez tuve un brote de 18 días sin poder andar ni salir de la cama” indica la actriz. “No podía ni hacer planes a largo plazo, porque sabes cómo te acuestas pero nunca sabes cómo te vas a levantar por la mañana” puntualiza.
Fue en este contexto cuando decidió ir a Clinalgia, donde a base de fisioterapia, ozonoterapia y una nueva dieta libre de azúcares e hidratos de carbono Inés recuperó la normalidad. “He vuelto a trabajar, a mi vida normal. Antes no podía coser, ni pintar, ni aguantar un concierto entero de pie. Ahora puedo volver a montar en moto, tocar el piano, jugar al pádel y, por supuesto, planear mis vacaciones y decidir qué voy a hacer el próximo fin de semana” nos cuenta sin poder contener su alegría.
El doctor Hidalgo también dio a Inés recursos para enfrentarse al estrés de su trabajo como directora escénica, un factor que influye muchísimo en esta enfermedad y este tipo de dolores tal y como ella advierte. “Tienes que estar pendiente de todo, algo difícil si llegas a dirigir 120 personas en escena, y eso al final te pasa factura”.
A día de hoy, Inés sigue yendo a Clinalgia “No lo voy a dejar. Se lo recomiendo a toda la gente que tenga problemas” afirma rotunda. Y es que ahora nuestra protagonista ya no tiene que tomar apenas medicación. “Empecé con 30 de corticoides al día y 1600 de Ibuprofeno y ahora solo estoy con 2.5 de lo primero y nada de antiinflamatorios” aclara. “Cada vez que tengo un pico de estrés o algún brote llamo a Javi” sentencia cariñosamente refiriéndose al doctor Javier Hidalgo.
Inés termina contándonos que en su familia también ha habido otras experiencias que contar con Clinalgia. A su abuelo le diagnosticaron cáncer de pulmón y ella y sus parientes decidieron que querían darle calidad de muerte.”Cuando tienes cáncer de pulmón te aparecen picores por el cuerpo y muchos hematomas” nos dice. “Gracias a las autohemos y al aceite ozonizado que le dieron en Clinalgia todas esas molestias desaparecieron y mi abuelo pudo irse tranquilo”.
Como vemos, cada vez son más las historias de gente cuya vida ha cambiado gracias a Clinalgia. Si tú también tienes una de esas historias con el dolor, no esperes más y acaba con él. Porque como Inés, tú también puedes volver a ser el de antes.